TEMOR, PREOCUPACIÓN, ANSIEDAD Y EL EVANGELIO
OSCAR MARTINEZ
OSCAR MARTINEZ
La vida cristiana no está libre de desafíos, especialmente cuando hablamos de emociones complicadas como el temor, la preocupación y la ansiedad. Durante la adolescencia y la juventud, estas emociones pueden sentirse más intensas y confusas. Pero el Evangelio tiene respuestas y nos ofrece una salida clara para enfrentarlas con fe. Hoy vamos a ver cómo Dios trata estas emociones y cómo nuestra fe en Jesús nos ayuda a superarlas.
Primero, es importante entender qué son y cómo se diferencian.
El temor es una reacción inmediata cuando algo nos amenaza. Está diseñado por Dios para protegernos en situaciones peligrosas. Si un perro agresivo te corre, tu corazón late más rápido, tus músculos se preparan para correr y tu mente se enfoca en escapar. Este mecanismo es natural y necesario para la supervivencia.
La preocupación, en cambio, es cuando te inquietas por algo que podría pasar. No es una reacción inmediata, sino un pensamiento constante sobre el futuro. Por ejemplo, cuando te preocupa un examen que tienes la próxima semana o si vas a poder cumplir con tus responsabilidades. La preocupación se enfoca en lo que aún no ha sucedido. La ansiedad es un nivel más intenso. A veces, no sabes ni siquiera por qué te sientes ansioso. Puede ser persistente, como cuando te estresas tanto por hablar en público que te paralizas.
La ansiedad te afecta a nivel emocional, físico y mental, y muchas veces no puedes controlarla sin ayuda.
La Biblia nos enseña mucho sobre cómo manejar estas emociones desde una perspectiva espiritual.
En varios momentos, Dios nos dice: "No temas". Este mensaje es repetido una y otra vez, como en Isaías 41:10: "No temas, porque Yo estoy contigo; no te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia." Dios nos recuerda que no estamos solos, y cuando sentimos miedo, Él está ahí para fortalecernos.
Imagina que escuela estás frente a una decisión importante, como elegir qué estudiar o cambiar de escuela. Es normal sentir temor, pero Dios nos anima a confiar en que Él está con nosotros en cada paso del camino. No tenemos que cargar el miedo solos.
Jesús habló directamente sobre la preocupación en Mateo 6:34: "Por tanto, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana se cuidará de sí mismo." Él no está diciendo que no planeemos ni que seamos irresponsables, sino que no dejemos que la preocupación controle nuestra vida.
A veces te puede preocupar cómo vas a pagar la universidad o si conseguirás el trabajo de tus sueños. Esas preocupaciones son legítimas, pero en Filipenses 4:6-7, Pablo nos recuerda: "Por nada estén afanosos, sino que en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús." La clave está en orar, confiar y recibir esa paz que solo Dios puede dar.
La ansiedad es algo que puede sentirse como una carga insoportable. Pero en la Biblia encontramos alivio. 1 Pedro 5:7 dice: "Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros." Dios quiere que le entreguemos nuestras cargas y ansiedades porque Él cuida de nosotros.
Un ejemplo práctico sería la presión que sientes para encajar socialmente o cumplir con las expectativas de los demás. Tal vez sientas que todo ese peso está sobre tus hombros, pero Dios te invita a soltar esa ansiedad en sus manos. No tienes que llevar esa carga solo.
Mientras que la Biblia nos anima a no temer las cosas del mundo, sí nos habla sobre el "temor piadoso", que es un respeto profundo hacia Dios. Proverbios 9:10 dice: "El temor del Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santo es inteligencia." Este tipo de temor no es miedo a que Dios nos dañe, sino reverencia hacia Su grandeza y poder. Este temor nos aparta del pecado y nos acerca más a la vida abundante que Dios nos ofrece. Como dice Proverbios 14:27: "El temor del Señor es manantial de vida para apartarse de los lazos de la muerte."
La clave para vencer el temor, la preocupación y la ansiedad está en poner nuestra confianza en Cristo. Él ya venció el peor de los miedos: la muerte. Y si confiamos en Él, podemos descansar en Su poder. En Juan 14:27, Jesús nos dice: "La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón, ni tengan miedo."
Jesús nos ofrece una paz que sobrepasa todo entendimiento, una paz que el mundo no puede dar. Esta es la solución: no ignorar el miedo o la ansiedad, sino rendirlas ante Cristo y confiar en su soberanía.
Aquí te dejo algunos consejos que pueden ayudarte a enfrentar el temor y la ansiedad en tu vida diaria:
1. Ora con frecuencia: Cuando sientas que el temor te está ganando, llévaselo a Dios en oración. Filipenses 4:6 nos recuerda que podemos hablar con Dios sobre nuestras preocupaciones y recibir su paz a cambio.
2. Recuerda las promesas de Dios: Memoriza versículos que hablen de la fidelidad de Dios. Repite promesas como Isaías 41:10 o Juan 14:27 cuando sientas miedo o ansiedad. Esto te ayudará a centrar tu mente en la verdad y no en tus temores.
3. Rodéate de una comunidad cristiana: No enfrentes tus luchas solo. Habla con amigos y mentores cristianos que puedan orar contigo y recordarte el amor de Dios. Hebreos 10:24-25 nos anima a estar juntos y animarnos mutuamente.
4. Cuida tu cuerpo: El miedo y la ansiedad también pueden estar relacionados con el cansancio físico. Asegúrate de dormir lo suficiente, hacer ejercicio y comer bien. Cuando cuidas tu cuerpo, también ayudas a tu mente y espíritu a estar en paz. Recuerda, el temor, la preocupación y la ansiedad no definen quién eres. Cristo lo hace.
Enfrentar el temor, la preocupación y la ansiedad no es fácil, y muchas veces, sin darnos cuenta, permitimos que estas emociones nos dominen más de lo que deberían. Es importante que nos tomemos un momento para examinar nuestros corazones. Pregúntate: ¿He estado confiando más en mis miedos que en el cuidado de Dios? Si es así, no estamos llamados a vivir en esa condición. Dios no quiere que caminemos en ansiedad o temor constante. La respuesta que el Evangelio nos da es clara: necesitamos arrepentirnos si hemos estado manejando mal estas emociones, si hemos dejado que ellas nos alejen de la paz que Dios nos ofrece. El arrepentimiento es el primer paso, un acto de humildad ante Dios, reconociendo que hemos fallado – pecado - en confiar en Él plenamente. 1 Juan 1:9 nos promete que "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad." Así que si te das cuenta de que has estado llevando estas cargas solo, dejando que el temor, la preocupación o la ansiedad tomen control, te animo a pedirle perdón a Dios. Él es fiel y te recibirá con brazos abiertos, listo para darte la paz y el consuelo que solo Él puede dar. La clave está en confiar plenamente en la obra de Cristo, quien ya ha vencido todas las cosas en nuestro lugar. Cristo te ofrece su paz, solo tienes que entregarle tus miedos y confiar en Él.
Pastor Oscar Martínez está casado con Wendy, juntos tienen tres hijos: Mateo, Abigail y Elisabet. En el 2017 inició la plantación de la Iglesia Bíblica Casa de Dios (El Fuerte), donde actualmente sirve llevando la visión estratégica y el ministerio de predicación. El pastor Oscar Martínez está comprometido con la re-plantación y plantación de más iglesias. Es director del ministerio juvenil Nexgen